Si pierdo el lenguaje mundanal, aprenderé el lenguaje escondido en mi propio mundo y por fin me oiré... Clarice Lispector
sábado, 20 de octubre de 2018
Tríptica la vida
Ya es tarde
la madrugada muda su piel de luna
y la humanidad
se agacha para cubrir sus pies
mientras el faquir descubre la fuerza de los suyos
caminando sobre brasas
y la serpiente cuelga su piel vieja en una percha
y la nueva con alfileres/ la entalla
En el otro extremo/
desde la estación se escucha el silbato
un tren parte/ y a esa misma hora en punto
ya es tarde para alguien
Una calandria se apea al borde de la ventanilla
y soporta el movimiento hasta la primera estación/
baja al andén/ es la primera vez
que se traslada cinco kilómetros sin alas
Enfrente/ desde el bar del pueblo
el ciruja emblema
se despide de la pobreza
dice haber encontrado en su cama umbral
un boleto capicúa
y se seca sus lágrimas locas
con la miga de un pan seco
Detrás de las paredes.
Como el asfalto en el verano
la olla humeaba
El reloj de la cocina esparcía tic tacs
entre los puerros
las cebollas
los ajos
No era tiempo de esperar
pero había un aire
de espera caminando por la casa
Alguien por parir
en el barrio
y el perro alzado huyendo
tras el anzuelo de un olor
A la clueca bataraza
aún no se le abrían las cáscaras
A mamá algo le pasaba
iba muda con su franela
quitando un polvo imaginario
Había noticias que a mí no me daban
Mi padre se había quedado
por no afiliarse / sin trabajo
Eran tiempos de estirar la masa
de usar la ropa vieja del hermano
de navidad sin nueces
las luces y las fiestas
muy lejos brillando
A los niños nos mentían
sin saber
que éramos sabios
detrás de las paredes escuchando
Poema del libro Antología poética , premio 1917 de Los Cuatro Vientos.
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